El magno tapiz de 2015 celebró el bicentenario del nacimiento de Don Bosco con un boceto dedicado a las infinitas formas de relaciones familiares
Hay familias de amigos, de hermandades, de discípulos, de religiones o de sangre. Y hay una obra de arena que las engloba a todas ellas: El magno tapiz de 2015. La alfombra de la plaza del Ayuntamiento de La Orotava de ese año dedicó su boceto a las infinitas formas de relaciones familiares. Y lo hizo rompiendo la simetría que hasta entonces había reinando en esta obra. El resultado: arte efímero que jugaba con las formas, el equilibrio, y la asimetría, para transmitir que hay tantas maneras de entender las familias como visiones hay en el mundo.
Y detrás de todo ello estaba Don Bosco. Ese Corpus Christi coincidió con el bicentenario del nacimiento de Juan Bosco, uno de los santos más cercanos al prójimo y fundador de la Congregación Salesiana, y los alfombristas decidieron rendirle un merecido homenaje. La Congregación de la Villa, que había pedido un pequeño detalle en la alfombra en consideración a esta fecha, se quedó con la boca abierta cuando vio la obra final: Un tapiz entero dedicado al sacerdote.
Así, Don Bosco y su familia salesiana estaban representados a la izquierda, con una composición de distintas imágenes que reflejaban la parte más moderna y terrenal de la obra de arena. Allí, la simetría se rompía. Diferentes tamaños de flores y de esferas, líneas con movimiento… Todo un juego de visiones solo apto para las manos de los alfombristas con más talento.
Por contra, la parte central y derecha del tapiz, representaba las formas clásicas y los motivos más religiosos y espirituales. En el centro, la familia cristiana en el Pentecostés, con una obra de arte del pintor español Juan Bautista Maino; a la derecha, una imagen bíblica de Jesús en la resurrección de la hija de Jairo. Ambas composiciones de arena acompañadas de cenefas también, con una tendencia hacia lo tradicional.
La innovación y lo clásico
La diversidad de las familias no es más que un ejemplo de la diversidad de tapices que aparecen en la obra. Y es que en 2015, los artistas de la arena crearon tres tapices distintos pero relacionados entre sí. Se rompió así con la simetría pero consiguiendo, a la vez, un equilibrio a la visión humana con las formas y los colores. De manera que, aunque el tapiz izquierdo, en circunferencia, rompía con las «reglas» del central y el derecho, con los tonos y las cenefas exteriores se lograba una armonía perfecta.
Con el guiño a las familias de ese año, el carácter social de las alfombras villeras volvió a tomar protagonismo. Don Bosco a la cabeza, y su ejemplo de solidaridad y trabajo por los que necesitan ayuda, revindicó que arrimar el hombro no es solo cosa de la Iglesia si no algo también, muy terrenal.